Envejecer con dignidad: la nutrición como medicina en residencias geriátricas

Envejecer con dignidad en las residencias geriátricas gracias a una nutrición adecuada y sin desperdicios.

En las residencias geriátricas, la nutrición es clave para mantener la autonomía, la fuerza y la calidad de vida. Hasta un 45% de las personas mayores institucionalizadas presentan riesgo de desnutrición, lo que acelera la sarcopenia, aumenta el riesgo de caídas y multiplica las hospitalizaciones.

La ciencia es clara: las personas mayores necesitan una alimentación equilibrada rica en proteínas y nutrientes esenciales, distribuida a lo largo del día para favorecer la masa muscular, la fuerza y la función cognitiva. No sirve concentrarlo en una sola comida: el cuerpo necesita estímulos varias veces al día (anabolic resistance). Además, combinar esta estrategia con programas de ejercicio multicomponente —fuerza, resistencia, equilibrio y potencia— multiplica los beneficios y ayuda a frenar la fragilidad y reducir las caídas (Rev Esp Geriatr Gerontol, 2014).

En BioSalut ayudamos a las residencias a transformar sus menús en herramientas de salud, combinando evidencia científica, tradición culinaria y cuidado humano. Invertir en una nutrición adecuada no solo mejora la vida de los residentes, sino que también:

  • Reduce la sobrecarga asistencial del personal.
  • Aumenta la satisfacción de usuarios y familias.
  • Optimiza recursos con nutrición sin desperdicios, evitando el retorno de comida y garantizando el compromiso económico del servicio.

Porque envejecer no es solo una cuestión de nutrición, sino también de dignidad, aceptación y humanidad. Y esto es lo que refleja esta poesía:

Poesía: “No es fácil envejecer” – Alejandro Jodorowsky

No es fácil envejecer,
te has de acostumbrar
a caminar más despacio,
a despedirte de quien eras
y saludar a quien te has convertido.

Es difícil esto de cumplir años,
hay que saber aceptar tu nuevo rostro
y pasear con orgullo tu nuevo cuerpo,
y desprenderse de vergüenzas,
de prejuicios y del miedo que dan los años,
y dejar que pase lo que tenga que pasar,
y dejar que se vaya quien se tenga que ir,
y dejar que se quede quien se quiera quedar.

No, no es fácil esto de hacerse viejo,
hay que aprender a no esperar nada de nadie,
a caminar solo, a despertar solo,
y a que no te atrape cada mañana
el tipo que ves frente al espejo,
y aceptar que todo se acaba,
y la vida también,
y saber despedirse de los que se van,
y recordar a los que ya se fueron,
y llorar hasta vaciarse,
hasta secarse por dentro,
para que crezcan nuevas sonrisas,
otras ilusiones y nuevos anhelos.

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