En Biosalut.cat, como profesionales especializados en nutrición geriátrica, sabemos que una alimentación adecuada es uno de los pilares fundamentales para preservar la salud y la funcionalidad de las personas mayores. Sin embargo, en muchas residencias se cometen errores frecuentes en la planificación y ejecución de los menús, que pueden tener consecuencias importantes a corto y largo plazo.
A continuación, exponemos los errores más frecuentes que detectamos en nuestro trabajo diario en centros geriátricos:
1. Aporte insuficiente de proteínas, especialmente en el desayuno y la cena
Las comidas más ligeras del día suelen ser pobres en proteínas de calidad. Esto dificulta el mantenimiento de la masa muscular y aumenta el riesgo de sarcopenia, fragilidad y pérdida de autonomía.
2. Uso habitual de zumos industriales como fuente de hidratación
Los zumos envasados son ricos en azúcares y pobres en nutrientes. Además, no sustituyen una hidratación adecuada con agua o líquidos naturales. En las personas mayores, esto puede contribuir a la deshidratación y a alteraciones metabólicas.
3. Verduras congeladas mal tratadas y sobrecocinadas
Aunque las verduras congeladas pueden ser útiles, el uso exclusivo y una cocción prolongada destruyen gran parte de sus nutrientes, reducen el sabor y hacen que el plato sea poco atractivo para el residente.
4. Aporte insuficiente de potasio
También hay que tener en cuenta que la cocción excesiva y el uso de productos refinados o congelados empobrecen el contenido en potasio, un mineral esencial para la función muscular, la salud cardiovascular y la regulación de los líquidos corporales.
5. Menús repetitivos y poco variados
La falta de rotación y creatividad en los platos puede provocar desinterés y falta de apetito. En consecuencia, un menú equilibrado también debe ser atractivo y estimular las ganas de comer.
6. No adaptar la alimentación a las necesidades clínicas individuales
Cada residente tiene su historial de salud. Es un error ofrecer el mismo menú a todos sin tener en cuenta condiciones como la diabetes, insuficiencia renal, estreñimiento o deterioro cognitivo.
Además, la adaptación de texturas por sospecha de disfagia solo debe hacerse después de una valoración individual por parte de un profesional sanitario cualificado (médico, enfermero/a con formación o logopeda). Adaptar texturas sin diagnóstico puede conllevar errores nutricionales o comprometer la seguridad alimentaria del residente.
7. Déficit de fibra alimentaria
Por otro lado, una dieta pobre en fruta fresca, legumbres y cereales integrales favorece problemas digestivos frecuentes como el estreñimiento, muy habitual en personas mayores institucionalizadas.
8. Presencia de ultraprocesados y fritos en el menú
En muchos menús de residencias, las croquetas congeladas, los embutidos, los postres industriales y los fritos son demasiado habituales. Como resultado, estos alimentos aportan calorías vacías, un exceso de sodio y grasas poco saludables.
9. Técnicas culinarias que destruyen nutrientes
Hervir demasiado tiempo, recalentar varias veces o no aprovechar métodos como el vapor o el horno suave reduce el valor nutricional de los platos y puede afectar tanto el sabor como la digestibilidad.
10. Falta de control sobre lo que realmente se come
No registrar si un residente ha comido poco, ha rechazado el plato o ha perdido el apetito impide actuar a tiempo ante una desnutrición potencial.
11. Cambios en cocina que no se registran
También suele ocurrir que se hacen modificaciones al menú planificado sin comunicarlas. Esta falta de registro dificulta un seguimiento dietético real y ajustado a las necesidades del residente.
12. Poca atención a la presentación de los platos
La vista también alimenta. Una presentación descuidada reduce las ganas de comer, especialmente en personas con deterioro cognitivo.
13. No tener en cuenta las necesidades calóricas individuales
En muchas residencias se ofrece la misma cantidad de comida a todos los residentes, sin tener en cuenta si son hombres o mujeres, su estructura corporal o su situación clínica. Sin embargo, este es un error frecuente. De hecho, la individualización es clave para prevenir tanto la desnutrición como el sobrepeso.
En BioSalut te ayudamos a mejorar la alimentación y el bienestar de tus residentes. Contáctanos para un servicio profesional de nutrición geriátrica personalizada y hagamos el cambio juntos, en tu residencia geriátrica.