El hierro es un mineral esencial para el organismo. Participa en la formación de hemoglobina, la producción de energía y la síntesis de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina. No obstante, en la vejez su gestión cambia y tanto el déficit como el exceso pueden afectar la salud, especialmente la cerebral.
Hierro y cerebro: un equilibrio delicado
Según el estudio de Majerníková et al. (2024), la acumulación de hierro en el cerebro puede inducir la ferroptosis, una forma de muerte celular programada dependiente del hierro, mediante peroxidación lipídica. Este mecanismo contribuye a la formación de placas de beta-amiloide, características de la enfermedad de Alzheimer.
La inhibición de la ferroptosis puede prevenir la formación de estas placas y restaurar el almacenamiento de hierro en órganos cerebrales derivados de células madre pluripotentes inducidas (iPSCs). Esta evidencia subraya que la regulación del hierro en el cerebro es crucial para la salud neuronal y la prevención de enfermedades neurodegenerativas.
Inflamación de bajo grado y polimedicación
En las personas mayores, dos factores clave afectan la gestión del hierro:
Inflammaging: inflamación crónica de bajo grado
- Aumenta la hormona hepcidina, bloqueando la liberación de hierro desde las células.
- Puede generar una anemia funcional: hierro bajo en sangre pero acumulación en tejidos y cerebro.
- Favorece el estrés oxidativo y el daño neuronal.
Polimedicación
- Algunos fármacos (antiácidos, inhibidores de la bomba de protones, anticoagulantes) reducen la absorción de hierro.
- Otros interfieren con la hepcidina o los transportadores de hierro, aumentando su acumulación en los tejidos.
Estas condiciones hacen que la suplementación indiscriminada de hierro en las personas mayores sea arriesgada.
Alimentación adecuada: la mejor estrategia
Para mantener un equilibrio seguro de hierro, la dieta es clave:
- Fuentes vegetales: legumbres, frutos secos, semillas, verduras de hoja verde.
- Fuentes animales: pescado y carnes magras, hierro hemo más fácilmente absorbible.
- Mejoradores de absorción: vitamina C de frutas y verduras frescas.
- Inhibidores de absorción: exceso de calcio, café, té y fitatos de los cereales integrales.
Una dieta equilibrada permite cubrir las necesidades de hierro sin sobrecargar el organismo y contribuye a la protección cerebral.
Salud intestinal: regulador del hierro
El intestino desempeña un papel clave:
- Una microbiota equilibrada y una mucosa intestinal sana optimizan la absorción del hierro.
- La disbiosis o la inflamación intestinal pueden alterar su gestión, aumentando el riesgo tanto de déficit como de sobrecarga.
Mantener el intestino saludable ayuda a reducir el estrés oxidativo y protege la función cerebral, reforzando la prevención de enfermedades.
Cómo prevenir y detectar desequilibrios de hierro
Detección:
- Análisis de sangre: medir ferritina, transferrina y otros marcadores del hierro.
- Imágenes cerebrales: identificar acumulación de hierro en zonas clave del cerebro.
Prevención:
- Dieta equilibrada: rica en antioxidantes y con control de la ingesta de hierro.
- Suplementación supervisada: solo bajo indicación médica.
- Estilo de vida saludable: ejercicio físico regular y control de la inflamación crónica.
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Referencia científica
- Majerníková, N., et al. (2024). The link between amyloid β and ferroptosis pathway in Alzheimer's disease progression. Cell Death & Disease, 15(10), 782. Enlace al artículo

 
															 
				